Voces del Pasado: Comprendiendo Nuestras Niñas Interiores
Las voces de nuestra niña interior
¿Te has preguntado alguna vez cuánto de la niña que fuiste sigue viva dentro de ti hoy? Dentro de cada una de nosotras habitan distintas versiones de esa niña que fuimos, cada una cumpliendo un propósito, haciendo ruido en ciertos momentos, exigiendo ser vista, escuchada o cuidada. A veces se cuelan en nuestros pensamientos o comportamientos, guiando nuestras decisiones sin que nos demos cuenta. Y lo hacen porque esa niña nunca desapareció; sigue aquí, queriendo que le prestemos atención.
Voy a contarte sobre algunas de esas voces internas que suelen aparecer, tanto en mi experiencia personal como en lo que he observado en las sesiones con mis consultantes.
La Niña Juguetona
Esa parte de nosotras que nos invita a ser espontáneas, creativas y ligeras. Sin esta energía, la vida se siente pesada, como si solo hubiera espacio para la seriedad y las responsabilidades. Esta niña no necesita de mucho para disfrutar de la vida, suele apreciar las cosas más simples.
Una vez tuve una consultante, Clara, que siempre se sentía culpable cuando intentaba relajarse o simplemente hacer algo divertido. En su casa, el juego no era algo valorado. A través del proceso terapéutico, se dio cuenta de que su niña juguetona aún estaba ahí, esperando ser liberada, pero había sido silenciada durante años por la presión de ser “productiva”. Al reconectar con esa parte, Clara comenzó a permitirse momentos de ocio sin culpa. Aprendió que la diversión también es parte de la vida y que no necesitamos «ganárnosla». Hoy está mucho más tranquila.
La Niña Mágica
Esa parte de nosotras que cree en la fantasía, que imagina mundos alternos y se siente conectada con algo más grande. Esta niña confía en sus proyecciones, confía en la vida. Lxs niñxs pequeños no dudan de sí mismos hasta que alguien les enseña a dudar.
María vino a terapia sintiéndose completamente desconectada de su propósito. “Es como si no pudiera soñar en grande, todo me parece imposible,” me dijo. Poco a poco, descubrimos que su niña mágica había sido suprimida. En su casa, soñar despierta se consideraba una pérdida de tiempo. María comenzó a integrar de nuevo esa energía en su vida adulta, permitiéndose imaginar otras posibilidades para su futuro, sin necesidad de tenerlo todo resuelto en el momento.
La Niña Obediente
Esta versión aprendió que portarse bien era el camino para obtener amor y reconocimiento. A menudo, se olvida de sus propias necesidades para complacer a lxs demás, sacrificando su bienestar. Esta niña a perdido la capacidad de escuchar a su propio cuerpo y emociones, por tener la atención siempre hacia afuera y comportarse acorde a lo que es visto como correcto.
Sofía, por ejemplo, nunca decía que no a nada. En su trabajo era conocida como “la que siempre está disponible”, y aunque recibía muchos elogios, vivía agotada. A través de nuestro trabajo juntas, Sofía identificó que esta conducta venía de su infancia, cuando ser obediente era la única manera de recibir atención en su familia. Fue un proceso desafiante, pero poco a poco empezó a decir “no” y a priorizarse, entendiendo que cuidar de sí misma no la hacía menos valiosa.
La Niña Perfecta
Esa niña que siempre buscó el reconocimiento a través del logro. Se siente orgullosa cuando alcanza metas, pero también vive con miedo al fracaso. Esta versión puede volverse perfeccionista, ocultando emociones difíciles para mantener su imagen impecable. La niña perfecta es muy crítica consigo misma, pues no soporta la sensación que le deja el cometer errores.
Camila era una profesional exitosa, pero en cada logro que alcanzaba sentía un vacío. “No importa cuánto logre, nunca es suficiente,” me confesó. Descubrimos que la niña perfecta dentro de ella seguía buscando la aprobación que nunca llegó en su infancia. A medida que fue soltando la necesidad de perfección, Camila comenzó a experimentar un tipo de satisfacción más auténtica: disfrutar del proceso, no solo de los resultados.
La Niña Vulnerable
Es la parte más delicada de nosotras. La que sabe cuándo necesita descanso, protección o cercanía. Sin embargo, cuando esta voz no es escuchada, puede sabotear relaciones al evitar la intimidad por miedo al rechazo, evitar el éxito por la creencia de que no merece ser feliz (manifestándose en la autocrítica o en la postergación), o incluso afectar nuestra salud con síntomas como ansiedad o agotamiento, ya que su llamado de atención no se escucha.
Alejandra siempre encontraba alguna razón para romper relaciones cercanas justo cuando empezaban a volverse más significativas. En nuestras sesiones, se dio cuenta de que su niña vulnerable aún estaba asustada, temiendo que, al abrirse, la lastimarían como en el pasado. Al aprender a cuidar y validar esa parte de sí misma, Alejandra logró permanecer presente en sus relaciones, sin huir cada vez que algo se volvía real.
Escuchar, pero no dejarlas tomar el control
Es maravilloso reconocer y honrar a nuestra niña interior, pero también es necesario establecer límites. No podemos permitir que esas versiones infantiles tomen el control total de nuestra vida, porque al hacerlo perdemos la capacidad de responder conscientemente como adultas.
Por ejemplo, la niña obediente puede hacerte aceptar compromisos que no quieres, la niña juguetona puede buscar diversión sin medida, y la niña perfecta puede exigirte hasta el agotamiento. Cuando estas voces toman el control, surgen problemas como la dependencia emocional, la baja tolerancia a la frustración o el autosabotaje.
La clave está en escuchar a nuestras niñas interiores, entender qué necesitan y darles espacio para expresarse, pero sin perder nuestra conciencia adulta. A veces, esa niña simplemente quiere descansar o jugar, y está bien concedérselo. Lo importante es hacerlo desde la elección consciente, no desde la compulsión.
¿Qué niña sigue viva dentro de ti?
Te invito a hacerte esta pregunta: ¿Qué versión de tu niña interior tiene más protagonismo en tu vida hoy? ¿Es la niña juguetona que ansía momentos de diversión, la niña perfecta que te presiona para ser siempre la mejor, o la niña vulnerable que a veces tiene miedo de ser vista?
¿Y qué tal si empezamos a dialogar con ellas? Pregúntale a cada versión qué necesita hoy, qué miedos guarda y cómo puedes cuidarla desde tu yo adulta. No se trata de borrar estas voces, sino de escucharlas y reconciliarlas con tu presente. Porque al final del día, todas esas niñas forman parte de la mujer que eres hoy.
Revisar nuestras versiones infantiles no es solo un ejercicio de nostalgia, sino una oportunidad para vivir con mayor conciencia. ¿Qué niña serías si dejaras de reprimir esa parte de ti? ¿Qué cambiaría en tu vida si pudieras integrar esas voces de manera amorosa?
El viaje hacia nuestra niña interior es, en realidad, un viaje hacia nosotras mismas.
¡Comienza tu viaje de autoconocimiento! Pregúntate qué niña interior está guiando tus acciones hoy y comparte tus reflexiones en los comentarios. Si deseas profundizar en este tema, puedes contactarme 🫂. ¡Tu bienestar emocional es importante!
Les mando un abrazo grande a ti y a tu niña interior, Belén 🧚🏼